En casa nos encanta jugar con la música y desde que nació Aurora tenemos la excusa perfecta para volvernos niños con ella y tocar los instrumentos de forma libre y espontánea. El tambor es uno de nuestros favoritos. Su tum tum tum nos inspira a inventar canciones.
Hacer música en familia es genial. Es una forma muy bella y divertida de comunicar lo que sentimos, bailar un poco y disfrutar de los ritmos y sonidos que nos habitan. Las niñas y niños son seres musicales por naturaleza y explorar con ellos este lenguaje nos recuerda que nosotros también lo somos, más allá de que tengamos o no conocimientos técnicos de los instrumentos musicales.
¡Anímense juntos a hacer una banda! Los más bebés querrán sonar instrumentos como las maracas o sonajeros. Más adelante, se interesan por los chinchines, unos platillos de bronce considerados uno de los instrumentos de percusión más pequeños y más antiguos. Y claro, el tambor, una invitación al ritmo que nos recuerda el retumbar de nuestro corazón.
Dicen los expertos que la música es tan importante en el ser humano cómo la respiración y que estimula áreas del cerebro conectadas con la creatividad y las emociones. ¡Seamos música juntos! Respiremos los ritmos y sonidos y que la casa se llene de canciones y bailes.