En este mes en el que honramos la paternidad quisimos conversar con un papá muy comprometido, no sólo con su papel como padre, sino con el apoyo y el acompañamiento a otros papás que, como él, se están preguntando sobre su rol.
Les presentamos a Sebastián Blanco, más conocido en las redes sociales como @soypapa_de_eli. Bogotano, treintañero, que pasó de crear contenido de marketing digital para marcas y empresas a compartir sus reflexiones y aprendizajes con otros papás y mamás a través de Instagram y convertirse en un influenciador de la paternidad presente en Colombia.
Sebastián, bienvenido a Tintea. Nos encanta tener está conversación contigo. Para empezar cuéntanos:
¿Quién era Sebastián antes de ser papá y quién es ahora?
Cuando era niño yo siempre quise tener una familia, pero nunca me imaginé que ser papá iba a cambiar mi vida de la manera que la cambió. Y siento que va más allá de lo que todos nos damos cuenta cuando nos convertimos en papás y mamás, pues siento que ese proceso se potenció por un trabajo interno que hice antes de convertirme en papá.
Cuéntanos de ese proceso personal
En mi casa nunca me habían hablado de salud mental, de ir al psicólogo, yo no sabía nada de ese tema. Conocí a mi pareja en la Universidad, (la que hoy en día es mi esposa) y ella estaba estudiando psicología, así que por primera vez me di la oportunidad de ir a terapia y fue como empezar a darme cuenta, de una manera muy lenta, de que tenía muchas cosas que trabajar.
Cuando lo empecé a hacer, llegó un punto en el que dije: no quiero que esto que estoy haciendo yo, que me ha sacado sudor y lágrimas, sea un proceso que mis hijos tengan que pasar también, entonces, ¿Qué tengo que hacer para evitar eso? Esa fue la razón por la que continué mi trabajo personal y llegué a un punto en el que me sentía muy cómodo con, por lo menos, hablar de ese tipo de cosas y tener claridad respecto a las heridas que tenía, las cosas que realmente me costaban más, por lo menos conocerme a mí mismo.
Cuando me convertí en papá, a pesar de haber tenido esa conciencia, me pasaron ochenta mil cosas más. El contexto en el que yo fui papá fue en pandemia, a mi esposa le dio preeclampsia posparto, entonces, fue como que la vida me botó la paternidad a la cara y me hizo estrellarme, caerme contra el cemento y rasparme porque realmente, a pesar de haber hecho todo eso, no estaba preparado. Y ese momento me hizo pensar mucho en mi papá, porque yo toda la vida, a pesar de perdonarlo, siempre reclamé mucho como: ¿Qué pasó? ¿por qué tuve el papá que tuve? ¿por qué no tuve el papá que yo quería?. Y ahí me dio mucha compasión por mi papá, entendí en medio de lo que yo estaba viviendo, lo que él pudo haber vivido, y en ese momento, cuando me di cuenta, como que hice clic y dije “guau”, o sea, yo viví esto, me estoy dando cuenta de esto ahora pero ¿Cuántas personas no se dan cuenta ni de lo que está dentro de ellos, ni del papá que tuvieron, que nuevamente les hace repetir esa historia con sus propios hijos? Y ahí fue cuando mi trabajo dejó de hacer sentido para mí.
¿En qué trabajabas antes de convertirte en @soypapa_de_eli?
Yo hacía contenido para marcas, marketing digital, pero me pareció, en ese momento, tan vacío. Como que después de darme cuenta de una verdad tan grande en lo social y tan fuerte sobre todo en la cultura latina, que seguir buscando clientes para hacerles las redes sociales ya me parecía algo como que no, no me llenaba. Entonces, empecé una búsqueda para aproximarme a qué era lo que realmente me apasionaba de todo este tema. Y ahí fue cuando llegué, después de un arduo proceso de convencimiento de mi esposa, porque la verdad al principio no lo quería hacer, como que era muy fuerte mi resistencia al tema y ella estuvo un año diciéndome que me lanzara.
Este era un proceso que yo sentía muy mío y abrirlo y reconocer ante todo el mundo mis heridas y mis creencias, lo que había tenido que hacer y además exponerme a que criticaran la manera como uno quiere ser papá. Hasta que, nada, lo hice y desde ahí también mi experiencia ha cambiado un montón como papá, es el antes y el después.
Cuéntanos más de esa renuncia al mundo organizacional
Yo estaba trabajando en una startup, que la verdad le tengo mucho cariño porque fue por medio de ellos, del programa piloto de terapia mientras estábamos en pandemia, que me di cuenta que yo había desarrollado una depresión. Así estuviera trabajando virtual, no me estaba sintiendo feliz. Odiaba tener que levantarme, bañarme y sentarme en el computador mientras veía a mi hija con mi esposa y decía: yo quiero estar ahí con ellas, yo no quiero estar encerrado en una oficina todo el día, acá metido y ya. Entonces, eso me hizo cuestionarme respecto a dónde me veía en 5, en 10 años, de cara a mi profesión.
Yo siempre había tenido esa creencia de que yo tenía que ser el mega crack en marketing para llegar a una multinacional y ser el CMO de no se cuantos países. Y cuando llegué, estuve en el escalón uno de poder llegar a cumplir todo eso, rapidísimo me di cuenta, no, esto no es por acá y fue porque tuve una conversación consciente con mi pareja para poder llegar ahí. Entonces, siento que cuando el contexto es favorable y fuera de eso en pareja tenemos la capacidad de poder tener ese tipo de conversaciones, que no solamente son de pareja, sino de cada uno como se ve en su vida, pues podemos realmente cumplir ese tipo de cosas que soñamos, no solamente ya en pareja sino como personas.
Bueno y ahora hablemos de la llegada de tu hija ¿Cómo se creó el vínculo con ella?
Cuando nació Elena, salimos de la clínica y a los dos días Ana entró en cuidados intensivos por preeclampsia postparto. Estábamos en pandemia, en cuidados intensivos, entonces la sensación era de miedo constante. Y nos tocó dejar a Elena en casa conmigo. Obviamente no me lo esperaba en ese momento. Nunca en la vida nos habíamos preparado para eso, o sea de alguna manera yo sabiendo que tenía a Ana, me sentía tranquilo porque ella ya había tenido sobrinos, ya los había cargado, ya había cambiado pañales, yo no. Habíamos tomado cursos, habíamos contratado a doulas para cursos de cuidados en el posparto, todo eso, pero siendo completamente sincero con lo que recuerdo, yo me sentía muy tranquilo porque sabía que Ana me iba a enseñar, que yo iba a estar ahí con ella.
Cuando pasó eso, fue tirarme al ruedo sin saber absolutamente nada. Y también con el miedo detrás en la mente de que algo le podía pasar a Ana y que esta podía ser mi vida de ahora y en adelante, o sea, ser papá viudo, soltero. Como que no permití que ese pensamiento llegara a la mente tan fuerte, porque necesitaba estar pendiente de Elena todo el tiempo, pero cuando medio lo pensaba, me angustiaba muchísimo.
Precisamente por el hecho de yo estar ahí en ese momento, eso hizo que el vínculo con Elena se creara muy rápido, porque se dormía conmigo, yo la alimentaba. Ana quería lactancia materna exclusiva, pero no se pudo. Después de seis horas llorando, intentando ver cómo hacía, con jeringa y tal, pues tocó comprarle fórmula y darle, esa lactancia se dañó ahí. Era yo el que la alimentaba.
¿Por qué crees que la crianza se asocia más con las mujeres y lo femenino?
Primero por la parte biológica, pues uno entiende que la mamá es la que está embarazada, la que va a alimentar, es el vínculo con el mundo para ese bebé. Pero siento que también hay una parte cultural y social muy fuerte. A un niño no lo preparan para paternar, a una niña así y me parece que son aprendizajes que todos deberíamos tener, si es que deciden en su camino ser papá o mamá.
A una niña le meten que debe ser mamá desde pequeña mientras que a un niño, o por lo menos a mí me daban la opción de decir si quería o no quería, pero si quería no me daban más herramientas más allá del “buenísimo, que seas papá, qué buena decisión” y ya. A mí nunca me hablaron de la paternidad, nunca me dijeron que soy importante, nunca había sabido realmente el rol del papá más allá de tener el hijo y ver qué pasa después. Por lo que cuando llega el momento, así quiera ser algo distinto, si realmente no me preparo para eso, no lo voy a hacer,, el aprendizaje no va a llegar con el hijo o un folleto que te dé cuando nace.
A la mujer en cambio le han metido tanto toda la vida que debe ser mamá, que tiene que ser maternal que también lo veo como algo negativo, porque las personas que no se sienten identificadas con ese rol, se sienten muy perdidas. Eso lo hablo mucho con mi esposa, por qué a las mujeres no les hablan de opciones, que pueden decidir y tomar otros caminos. Siento que ese es el contexto cultural que tenemos, y luego viene la parte social que ya cuando eres papá te empiezas a codear con otros adultos que finalmente son niños a los que les han venido metiendo todo esto. Entonces, por lo menos para mi fue muy extraño. Yo tuve a Elena de 26 años, estaba muy joven, y claro mis amigos no estaban en ese contexto. Y aparte de eso también tienen grabados todos estos guiones de los que tú venías hablando, que yo también los tenía, pero estaba tratando de luchar contra ellos.
Hablemos de esos guiones o estereotipos de paternidad
Por ejemplo mis amigos no entendían, como que no les cabía en la cabeza, que yo quisiera estar a las seis de la tarde en mi casa, que tengo que estar, sí o sí. Hay veces que es chévere, hay veces que no, pero necesito estar porque es mi responsabilidad como papá. Entonces, cuando mis amigos me invitan a algo, si es de cinco a ocho de la noche, es un NO. Pero, ¿por qué? me dicen o me hacen sentir mal porque ah, que mi esposa me tiene manipulado, que soy un huevón y todo este tipo de cosas que vienen muy desde lo cultural, que la mujer empieza a dominar al hombre y el que se deja dominar es un huevón. Y eso empieza a pegarle a uno, porque uno se empieza a sentir muy solo. Entonces, no tengo con quién hablar de este tipo de temas. Estoy yendo en contra de lo que un “hombre” o un papá debería ser, porque el resto no hacen esto y comienzan las preguntas de ¿por qué me estoy metiendo yo con estos temas? Por qué estoy sufriendo yo por esto si se lo puedo dejar toda mi esposa, como el resto de la gente lo hace. Y uno se empieza a sentir muy inseguro porque por un lado, uno no quiere ser ese papá que uno tuvo, pero ser otro tipo de papá pareciera que tampoco está bien.
Y ya que hablamos de estereotipos y lo qué “debería” hacer el padre o la madre, cuéntanos ustedes ¿Cómo hacen equipo cuidando?
Creo que no hay una manera general de hacerlo porque todo depende mucho del contexto. Yo soy consciente de mi privilegio en este sentido, puedo no ir un día a trabajar y no va a pasar nada por ejemplo, en cambio, se que eso no es igual para todo el mundo. Teniendo en cuenta eso pues nosotros, como han visto, nos hemos cuestionado mucho los roles y los caminos del “deber”. Entonces, que el jardín, la bautizada, como esas cosas que todo el mundo hace porque sí, nosotros hemos dicho bueno, pero ¿por qué? nos suena, no nos suena, si sí, hagámoslo. Es decir, más allá de caer tácitamente en lo que la sociedad nos dice que debemos hacer, es cómo se siente cada uno en esos roles. Por ejemplo, hay un estereotipo que yo odio perpetuar, pero es así, es que no me gusta cocinar y mi esposa cocina súper rico. Y después de haberlo hablado, decíamos: bueno, a mí esto me genera un estrés grandísimo y tú lo haces bien, lo disfrutas, yo no lo disfruto, entonces mejor encárgate tú. Pero de esa misma manera tocamos diferentes cosas. ¿Quién se va a encargar de…? y empezamos con la lista. Es, sobre todo, un ejercicio muy metódico, no es algo tan hablado y ya, sino que es un ejercicio muy de ¿Cuál es la carga mental que tiene cada uno? se escribe. Listo, ¿tú te sentirías más cómodo tomando esto? No, yo tampoco me sentiría cómodo, entonces, ¿Qué podemos hacer? Podemos automatizar, o podemos delegarlo, que tu mamá venga y nos ayude con esto o podemos, si tenemos la posibilidad, contratar a alguien que nos ayude a solucionarlo. Y juntos, como equipo, empezamos a solventar todo, teniendo en cuenta que la máxima, la razón por la que nosotros hacemos esto es porque somos conscientes de que nuestra hija merece la mejor versión de cada uno.
Este es un fragmento del encuentro que tuvimos con Sebastián. Queríamos conocer las motivaciones de un hombre que se atrevió a saltar a las redes y hablar de paternidad, maternidad y crianza. Nos llenó de alegría coincidir en esta conversación y reconocer cómo los hombres cada vez sienten más claro que las antiguas formas de paternar no les quedan bien, las reflexionan y llevan a la acción nuevas maneras.
Gracias a Sebastián, a los hombres que nos rodean y a todos aquellos que se escuchan, se piensan, se manifiestan en coherencia con lo que están siendo hoy.