Hemos creído que el mundo de las emociones está relacionado con nuestro lado femenino, con las mujeres. Esta creencia no es ni ha sido muy amorosa con los hombres, quienes han tenido que ocultar lo que sienten. “Los niños no lloran” es una forma de violencia contra nuestros hombres desde que son pequeños y el inicio de una historia que apenas se está transformando.
Pero hablar de que los niños pueden llorar ya está bastante tratado, ya sabemos que podemos permitir que las lágrimas fluyan sin que tengamos que lanzarles una frase cortante. Podemos ir entonces más profundo y observar que así como hay muchas emociones que nos hacen llorar, hay otras que se expresan de múltiples formas como el miedo, la frustración, la alegría, el gozo, la ternura.
Como humanos somos seres sintientes, e independiente del sexo con el que nacemos, contamos con las emociones como mensajeras que nos permiten entender lo que nos genera el mundo. En Tintea creemos que para tener un mundo más pacífico y amoroso es vital que podamos reconocer, nombrar, sentir y dejar fluir nuestras emociones, con un condicional: sin que esto signifique hacerle daño a los demás (ese es el límite). Porque podemos sentir rabia, pero eso no significa que esté permitido golpear a los demás por sentirla.
Entonces hoy queremos amplificar cuentos en los que los hombres son los protagonistas al expresar sus emociones. Chicos protagonizando el conocimiento de sí mismos. Niños que navegan estados de ánimo y que al narrarse nos sirven de espejo y posibilidad.
Mares de invierno: Esta es la historia de un niño que cuando se enoja se pone rojo y siente que va a estallar. La rabia lo lleva al fondo del océano, a sumergirse en sus profundidades hasta que, despacio, la calma va regresando. Una bella forma de describir el mar de emociones que a veces se nos desborda.
Un hombre de mar: Liborio es un hombre como cualquier otro. A veces está tranquilo, otras veces turbulento, otras veces feliz, otras veces inquieto. Liborio dice que no quiere ser bueno ni malo, que es mejor ser como el mar: inesperado. Una hermosa historia con el mar como protagonista que nos recuerda que nuestras emociones son cambiantes como las olas a las que basta con observar con calma y aprender a surfearlas.
Willy y la nube: Es un hermoso día de sol pero a Willy, el chimpancé, lo sigue una nube gris. No comprende muy bien por qué. Trata de escondérsele, pero la nube insiste en amargarle el rato. Desesperado hasta llama a la policía, pero se burlan de él. Willy decide entonces dejar salir su rabia. ¿Qué crees que pasa luego?
Estos cuentos nos sirven como excusa para abrir conversaciones sobre el sentir en nuestro hogar, sobre cómo atravesamos las emociones, sobre cómo las permitimos y le damos espacio en nuestras relaciones y en nuestra vida. Recuerda que puedes encontrar estos libros en el catálogo de Tintea.